Pasó una nueva edición del ciclo que convoca a las nuevas bandas emergentes a participar por la posibilidad de grabar un disco, un video o llegar a compartir escenario con grandes exponentes del género. Bajo este lema tan emblemático Indio Solari apeló a despabilar los corazones inertes de ideas, en un pasado ya muy lejano. Mas de tres generaciones pasaron desde la salida de “Un Baion para el ojo idiota”
Por Tomás García Senin
La polémica se instala sobre cual es papel que las bandas deben ocupar en estos tiempos, sin duda que siempre es el de la resistencia y los tiempos han cambiado y las bandas han cambiado. En épocas criticas como las que trascurrimos resulta inverosímil plantear la difusión cultural como política de estado; mas bien resulta de la acción particular de un grupo de trabajo desde las entrañas mismas de un estado hoy trazado por la mezquindad cultural. Sin embrago creo conveniente destacar a quienes proponen y logran que se den los espacios y en muchos casos tienen que lidiar con superiores ignorantes.
Pero que pasa entonces con las bandas en cuestión, las consagradas y las que van en ascenso, deben o no tocar? La ecuación no es tan sencilla si revisamos la historia del rock argentino y sus exponentes mas rebeldes e independientes. Ahora bien, también resulta imprescindible ocupar los espacios a conquistar y poder cantar las cuarenta. En algún momento la postura sería inflexible, aunque en tiempos de pos verdades y aparatos comunicacionales enormes que cuentan lo que quieren, cuando quieren y como quieren, coparles las parada resulta imprescindible.
La historia de la trascendencia, sobre todo en ámbitos como el artístico, está destinada a muy pocos si tomamos ejemplos de consagración; más nadie puede decirnos que no podemos recorrer ciertos caminos sin importarnos hasta donde llegaremos y mucho menos si de edificar una de las bases mas importantes de la sociedad refiere. Y por último, todos los ámbitos estatales son lugares en los cuales hacer nuestro reclamo ante nuestros representantes y lo que se hace con el dinero del estado, todos estamos autorizados a exigir el cumplimiento de los deberes de funcionario público y el rendimiento de los recursos sin importar el ámbito en que nos encontremos.
“y cuanto vale ser la banda nueva, si el sueño llega tan mal que te condena”