Su carta abierta «A mis amigos, a la sociedad», escrita antes de su suicidio, es un documento profundamente emotivo y revelador, en el que expone las razones de su decisión, su desilusión con la corrupción en Argentina y la crisis de la Fundación Favaloro.
El 29 de julio de 2000, hace 25 años, la noticia de la muerte del doctor René Favaloro sacudió a la Argentina. El cirujano cardíaco, que tenía 77 años al momento de su muerte, había cambiado el curso de la cirugía cardíaca al realizar la primera operación de bypass coronario documentada y realizado las primeras operaciones exitosas de trasplante de corazón en Argentina. Pero su profundo compromiso con la prestación de servicios de salud gratuitos pero buenos lo llevó a una creciente frustración y desesperación financiera.
Durante años, Favaloro había expresado su preocupación de que la fundación quirúrgica de cardiología que lleva su nombre, la más importante de América Latina, enfrentara serios problemas financieros. Argentina enfrentaba una profunda depresión económica desde 1998, y Favaloro reveló en una carta al editor del periódico La Nación que varios hospitales y centros médicos estatales le debían a la fundación más de 18 millones de dólares: «Estoy pasando por el período más triste de mi vida», escribió. Para el año 2000, la Fundación Favaloro estaba al borde del colapso, ahogado por una deuda de 18 millones de dólares y la indiferencia de un sistema que él denunciaba como corrupto.
René Favaloro: “Me ha derrotado esta sociedad corrupta”
Su cuerpo fue encontrado por su secretaria en el baño de su apartamento. Tenía una herida en el pecho, había un arma cerca y la policía atribuyó su muerte a un suicidio. Sobre la mesa del comedor dejó siete cartas, cuidadosamente redactadas en los días previos, dirigidas a familiares, amigos y autoridades, incluida una al entonces presidente Fernando de la Rúa. En una de ellas, escribió: “Estimado Fernando: te escribo estas líneas porque nuestra fundación está al borde de la quiebra”. En otra, expresó su hartazgo: “Me ha derrotado esta sociedad corrupta”. Denunció los sobornos exigidos por obras sociales como el PAMI, que adeudaba a la Fundación 1.9 millones de pesos desde 1994, pagos que podrían haberse saldado en 48 horas si aceptaba los “retornos”. Favaloro, fiel a sus principios, se negó.
En sus cartas, Favaloro denunció las prácticas corruptas de obras sociales y sindicalistas, quienes exigían “retornos” o sobornos para liberar los pagos adeudados. Él se negó rotundamente a participar en estas prácticas, afirmando: “Ser honesto en esta sociedad corrupta tiene su precio”. Describió cómo el sistema premiaba a los “vivos” y castigaba a quienes actuaban con integridad. Además, expresó un profundo cansancio y frustración, escribiendo frases como: “Me ha derrotado esta sociedad corrupta” y “No puedo cambiar, prefiero desaparecer”.
La carta de Favaloro “A mis amigos, a la sociedad”: “Estoy cansado, muy cansado”
«En este momento de mi vida, me encuentro profundamente abatido. La Fundación Favaloro, que ha sido mi sueño y mi vida durante estos últimos años, atraviesa una crisis gravísima. Las deudas acumuladas ascienden a 18 millones de dólares, y las obras sociales, en particular el PAMI, nos adeudan 1.9 millones de pesos desde 1994. He golpeado todas las puertas, he enviado cartas, he hablado con autoridades, pero no he encontrado respuestas. Nadie parece interesado en ayudarnos.
«He sido un luchador incansable por la medicina y por mis principios. Durante toda mi vida he intentado ser coherente, trabajando para el bien común, para los más necesitados. En Jacinto Arauz, como médico rural, aprendí a conocer el sufrimiento de la gente humilde. En la Cleveland Clinic, desarrollé la técnica del bypass que ha salvado millones de vidas. Al regresar a mi país, mi único objetivo fue crear un centro de excelencia que combinara asistencia, docencia e investigación. Pero hoy, me siento derrotado.
«En esta sociedad corrupta, ser honesto tiene un precio muy alto. Me han pedido “retornos” para que las obras sociales paguen lo que nos deben. Me han propuesto entrar en el juego sucio de los “vivos” que manejan el sistema. No puedo aceptarlo. No puedo cambiar, no quiero cambiar. Prefiero desaparecer antes que traicionar mis principios.
«A mis amigos, quiero decirles que los he querido mucho. A mi familia, gracias por todo el amor y el apoyo. A la sociedad, les pido que reflexionen. No puede ser que los que trabajan con honestidad sean castigados, mientras los corruptos prosperan. Si con mi muerte no logro que se hagas las cosas de otra manera, al menos que quede claro que no participo de este juego siniestro.
«No tengo miedo. Estoy cansado, muy cansado. Pero también estoy en paz con mi conciencia. Espero que mi partida sirva para que alguien, alguna vez, escuche este grito de desesperación. Quiero que mis cenizas sean esparcidas en los montes de Jacinto Arauz, donde fui feliz sirviendo a los demás.
«Con todo mi cariño, René Favaloro».