El ingreso promedio del trabajador registrado se aproxima a mínimos históricos. Sube el precio de la divisa y baja el poder de compra de los ingresos, dos efectos de la pérdida de valor del peso.
La devaluación del peso no solo se manifiesta en el salto del dólar a $200 por unidad en los mercados no regulados por el Banco Central, sino también en la caída del poder de compra de los salarios, por la erosión que provoca la inflación a ritmo de dos dígitos altos por año, y de modo persistente en décadas con esporádicas interrupciones.
Es efecto se observa con claridad en la serie de datos del Índice de salarios que elabora el Indec todos los meses para las tres grandes divisiones del mercado de trabajo en relación de dependencia: ocupado en el sector público, en el sector privado registrado y en el privado informal.