El ministro de Economía, Sergio Massa, sabe que cada renovación de los títulos públicos de la deuda en pesos forma parte de una pulseada en capítulos con el sector financiero y grandes fondos comunes de inversión. El Tesoro necesita renovar los bonos en pesos y sumar financiamiento extra, sobre todo en un año donde caerá fuertemente la recaudación como consecuencia de los menores ingresos por la sequía y un clima electoral que lo enrarece todo. En la primera licitación de mayo, logró colocaciones a un valor efectivo de 751.000 millones de pesos, lo que implicó un financiamiento extra de 162.000 millones. En esta licitación, el Palacio de Hacienda logró patear para 2024 y 2025 el 56% de los vencimientos, un claro mojón para una oposición que venía azuzando la bandera del reperfilamiento.
En marzo de este año, el equipo económico había anunciado un canje de deuda por más de 7 billones de pesos, con el objetivo de pasar los vencimientos de marzo, abril, mayo y junio de este año para 2024 y 2025. En esa movida, logró despejar 4,34 billones de pesos. Desde Economía había manifestado que el saldo, si bien abultado, no presentaría demasiadas dificultades. Massa se mostró confiado en poder manejar los vencimientos, más allá de los ruidos generados por la oposición. Entre sus pares, avisó que los vencimientos podrían ser renovados.
“El financiamiento para junio aparece como un mes más accesible que mayo, por la composición del vencimiento, pero entendemos que, en mayo, trabajando de manera inteligente con los bancos, con los fondos comunes de inversión y fondos institucionales, se puede recorrer perfectamente”, había afirmado Massa durante su participación del evento de la Cámara de Comercio estadounidense.
En esta primera licitación de mayo, el menú de instrumentos ofrecidos estuvo conformado por siete títulos. Entre ellos, se emitió una LELITE nueva con vencimiento el 16 de junio de 2023, exclusiva para Fondos Comunes de Inversión. Por este instrumento se adjudicaron 24.120 millones de pesos, con una tasa del 90% (TNA). En el caso de los bonos ajustados por CER con vencimiento el 13 de agosto, el valor efectivo adjudicado fue de 147.000 millones, totalizando los 471.000 millones en circulación.
A su vez, hubo tres nuevas emisiones: una letra ajustada por CER, X18O3, con vencimiento el 18 de octubre de 2023 (con un valor adjudicado por 24.000 millones de pesos), un bono vinculado al dólar con vencimiento el 30 de septiembre de 2024 (donde fueron adjudicados 113.500 millones de pesos) y un bono ajustable por CER con vencimiento el 23 de agosto de 2025 (304.000 millones).
“El Banco Central está comprando deuda en el mercado secundario para financiar los roll over. Estimamos que en mayo las compras serán por 300.000 millones de pesos, de los cuales aproximadamente 130.000 se habrían utilizado para financiar la salida de algunos privados”, estimó Sebastián Menescaldi, de la consultora EcoGo.
Asistencia ante la emergencia
Cuando asumió en su cargo de ministro, Massa ordenó al área de finanzas devolver un saldo de los adelantos del BCRA al Tesoro como muestra de que dejaría de utilizar ese instrumento para financiar el gasto público. Pero ante la situación de emergencia frente a una fuerte caída de la recaudación, volvió a recurrir a dicho instrumento.
El último pedido de esa asistencia transitoria fue por 150.000 millones de pesos. La emisión monetaria por la vía de adelantos transitorios hacia el Tesoro acumula en lo que va del 2023 unos 670.000 millones de pesos cuando la meta con el FMI la fijaba en los 372.000 millones.
El gobierno sigue negociando la letra chica de todo el acuerdo con el FMI, donde la clave pasa por los niveles de déficit (y su financiamiento) que terminará convalidando e imponiendo el organismo.
Fuente: El Destapeweb