“LA JUSTICIA ES LA ÚNICA FORMA DE REPARAR, VICTORIA DONDA HABLÓ DE SU HISTORIA

Nieta recuperada y titular del Inadi

Habla sobre el juicio a su tío, el represor Adolfo Donda.

El represor de la ESMA será interrogado este lunes en el juicio por la apropiación de su sobrina, Victoria Donda Pérez, hija de su hermano Laureano y de María Hilda “Cori” Pérez. Victoria habla de su tío, su apropiación, la de su hermana, el impacto en su vida del proceso de Justicia y el vínculo con su hija. 

El represor Adolfo Miguel Donda, que fue Jefe de Operaciones del grupo de tareas de la ESMA, será interrogado hoy en el juicio por la apropiación de su sobrina, Victoria Donda Pérez, hija de su hermano Laureano Donda y de María Hilda “Cori” Pérez y actual titular del Instituto contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) . La mamá y el papá de Victoria Donda fueron secuestrados en 1977 y fueron vistos en la Comisaría de Castelar. Cori, que estaba embarazada de cinco meses cuando desapareció, fue llevada a la ESMA, donde dio a luz a Victoria. Mientras estaba en la pieza de las embarazadas de ese centro clandestino, Cori recibió la “visita” de un marino. Cuando se fue, les dijo a sus compañeras de cautiverio que se trataba de su cuñado: Adolfo Donda. Victoria fue apropiada por el represor Juan Antonio Azic, que fue condenado en el juicio por el plan sistemático de robo de bebés. Adolfo Donda le sacó a la familia materna la custodia de la hija mayor de su hermano, que había quedado al cuidado de la familia materna. “Me gustaría decirle que él va a vivir lo que le resta de vida sabiendo que su apellido es más conocido por su sobrina, que defiende las banderas que él quiso enterrar, que por él”, dice la ex diputada. 

– Recuperaste tu identidad en 2004 ¿Se puede hacer un balance de estos casi 20 años?

-Recuperé mi identidad biológica, mis raíces. Pero la identidad se construye, no viví un antes y un después. Sí en relación al nombre, a desde dónde, desde qué lugar pararse, militar, mirar la vida, pero la identidad es un camino que se construye toda la vida con las decisiones que uno va tomando. Al haberme encontrado con mi identidad biológica, con esas raíces, pude desplegar muchas cosas que quería desde antes y que no sabía bien cómo lograrlas o de dónde venían.

– ¿Por qué este juicio tardó tanto tiempo?

– Adolfo Donda nunca había sido acusado por mi apropiación y ocultamiento. La justicia argentina tiene un sistema penal acusatorio que es bastante lento. Esto estaba para elevar a juicio oral desde 2017.

– Adolfo Donda comenzó con las salidas transitorias justo en el inicio de este juicio ¿cuál es tu posición sobre ese tema?

– Me suena raro que fue justo en ese momento. Es un poco extraño, no creo mucho en las casualidades. Sé que son beneficios carcelarios que él y muchos otros que están encarcelados por delitos de lesa humanidad van a pedir dado que hace muchos años que están detenidos. Creo que cuando los delitos son gravísimos, como los de lesa humanidad, y las personas gozan de salud como para seguir operando contra el sistema democrático, los jueces tienen que tomar eso en consideración.

– ¿Alguna vez hablaste con él?

– Una vez pedí hablar con él cuando estaba detenido en la base naval Río Santiago y él se negó a verme porque dijo que mi papá no me había reconocido, que no estaba seguro que yo fuera su sobrina.

– ¿En ese juicio vas a declarar, te gustaría decirle lo que antes no pudiste?

– En 2006/2007, cuando quise hablar, quería que me diga dónde estaban mi papá y mi mamá y qué día había nacido. Hoy no le preguntaría eso. Acepté que nunca me lo iba a decir aunque lo sepa y aunque me lo dijese no sé si le creería. Lo que me gustaría decirle es que él va a vivir lo que le resta de vida sabiendo que su apellido es más conocido por su sobrina que defiende las banderas que él quiso enterrar que por él.

– ¿Ya declaraste en un juicio?

– Declaré en la causa de plan sistemático de apropiación. Me implicó remover un montón de cosas dolorosas. Fue reparador como lo es cada vez que lo cuento, aunque en el momento es difícil, duele, pero poner en palabras los dolores, las sensaciones, ayudan a poner afuera las cosas que uno siente.

– ¿Qué esperas del juicio?

– Que termine rápido, quiero que la historia me suelte, no porque piense que la historia me va a soltar alguna vez, pero quiero cerrar esta parte, siento que es una deuda con la memoria de mis padres que él sea juzgado por el delito de haber ocultado mi identidad. Y quiero que sea condenado. La justicia es la única forma que tiene el estado de reparar.

– ¿Cuáles son las pruebas contra Adolfo Donda?

– Siendo una de las personas que estaba a cargo de contrainteligencia e inteligencia de los grupos de tareas, primero en Zárate y luego en la ESMA, me resulta raro que no sepa ni nadie le haya dicho cuál fue el destino de su único hermano. En el caso de mi madre hay testimonios que lo ubican en la sesión de torturas de mi mamá cuando ella estaba embarazada de mí. Supo que nací viva y mi destino.

– Tenés una hermana que fue criada por Adolfo Donda ¿Ella va a declarar en el juicio? ¿Cuál es tu relación con ella actualmente?

– Me costó construir una relación, pero logramos hacerlo. Ella es tan víctima de esta historia como yo. Hoy –antes sí lo hice pero ya no– no le exijo tener una posición como la que a mí me gustaría que tuviese. Me doy cuenta que ella ha sido víctima como yo. Ella va a declarar citada por la defensa. A veces siento que es más una forma de querer desestabilizarme a mí por parte de la defensa que lo que puede aportar al caso. Pero su testimonio puede mostrar que él nunca le dijo que tenía una hermana que estaba viva.

– Tu apropiador directo, el represor Juan Azic, fue condenado y vos seguís en contacto…

– Lo sigo viendo y creo que puedo hacerlo porque fue condenado en un juicio en el que yo testifiqué. Tengo un vínculo que va más allá de mi convicción política y social. Pero yo lucho por la justicia y él lo sabe y él está preso por eso. Yo nunca hablé de perdón. Hay cosas que no se pueden perdonar. Hay delitos que no se pueden perdonar. Además, nadie puede perdonar si no te piden perdón. Yo no lo perdono ni lo puedo perdonar y no me interesa ponerme en ese lugar con él. Con Esther (su apropiadora) me pasa otra cosa, creo que es una mujer en una situación de vulnerabilidad. Una mujer que no sabía leer ni escribir. Pero hay delitos que no se perdonan, solo se juzgan y se condenan. En todo caso, cumplís una condena.

– ¿Cómo hablás de estos temas con tu hija?

– Es súper sencillo, la chica tiene todo re claro (risas). A mi hija desde muy chiquita le conté su historia. Trato de ir contándole más cosas a medida que va creciendo y va preguntando. La primera vez que le conté de mi apropiación fue después de ver Rapunzel. Ella estaba en salita de cuatro y en el jardín le decía a sus compañeritos que su mamá era Rapunzel. La maternidad me vinculó más con mi mamá, dejé de estar enojada. Antes me preguntaba por qué arriesgarse. Y cuando quedé embarazada lo sentí, lo pasé por el corazón, me di cuenta por qué arriesgarse: porque nuestras hijas e hijos merecen vivir en un mundo mejor. Cómo no te vas a arriesgar, tenés una hija, querés que viva en un mundo mejor. También sentí el miedo a que me saquen mi bebé. Desde muy chiquita Trilce hizo todo conmigo. Cuando nació no la dejaba con nadie, me daba miedo que me la roben, pero eso no hizo que deje de querer cambiar el mundo para que ella tenga un futuro mejor. Y me pude acercar más a mi mamá desde ahí. Porque también lo que me pasaba era que con mi papá no estaba tan enojada, era bastante machista.

Revolución Federal

-¿Cómo es tu vinculación con la causa de Revolución federal?

Me presenté como querellante a título personal porque fui amenazada por Jonathan Morel. El juez ordenó custodia. Cinco días antes del atentado contra Cristina, en un escrache que hacen en Olivos, Morel dice en la cámara de ellos, que estaba grabando y después suben a su página, que me iban a mandar a tocar el timbre a lo de San Pedro y que iba a terminar igual que mis papás. Antes de eso hubo escraches al Inadi de Revolución Federal y mensaje en redes sociales. En uno de esos mensajes aparecía que sabían dónde quedaba la escuela de mi hija, mis movimientos por fuera del Inadi.

Fuente: Página12

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