Por Tomás García Senin
La banda de mataderos tuvo un paso arrollador por nuestra ciudad. Uno de los shows masivos mas grandes que pasaron por el norte argentino en materia de rock.
Desde días previos al banquete ya se percibía el movimiento en las inmediaciones al autodromo Martín Miguel de Güemes como todo el parque San Martín que albergó a muchos visitantes. También fue importante la asistencia del público local. Entre lo negativo del evento, sin duda, molestó la excesiva requisa que la policía local llevó adelante; mala predisposición y la prepotencia de siempre cargada de prejuicios.
Por suerte no hubo que lamentar incidentes en el regreso a los shows masivos, salvo por algunos arrebatos que aprovecharon algunos impunes.
El show en escenario fue impecable, la banda integrada por “Chizzo”, “Teté”, “Tanque” y “Manu” dejó bien en claro su poder escénico, su trayectoria, su historia cargada de mitología rockera en el presente. Es que ya desde su arribo rutero fueron sorprendiendo en cada localidad que el viaje exigía. Desde los primeros días de la semana, se compartieron en redes las fotos que lo fanáticos obtenían en cada escala hasta el increíble ingreso al autodromo dando un marco conceptual óptimo.
Presentando “Alejado de la red”, minutos después de las 22 horas la bestia rockera irrumpía en la calurosa noche salteña para brindar un show directo, potente sin baches. Un maridaje entre clásicos y joyas de sus últimos trabajos discográficos más la totalidad de las nuevas canciones. El nuevo disco es un llamado a poner el ojo por fuera de la hiperconectividad a la que nos sometemos en la actualidad y casi como un irónico mensaje este cronista quedó despojado de su dispositivo móvil, situación que provocó una sonrisa dentro del bajón de la pérdida ( y ni tanto). Una ironía conceptual para fijar un disco que acentuá la vigencia de la última banda masiva que tenemos. La locura de la previa, el viaje en micro, la “futbolización”, la bandera, la juntada, los cánticos , las ideas que siguen uniendo los sentimientos que nos permiten alcanzar la premisa que el sueño es posible. La Renga , es nostalgia activa de una época que ya pasó y se materializa en cada banquete. Son los sobrevivientes de un motor ideológico maravilloso, que a pesar de sus grises nos colorea el alma.
Sin nunca un mínimo indicio de separación, es la banda que actualmente mas representa aquellos años, no es la única pero si con el poder de convocatoria intacto. En un tiempo donde las expresiones viran al modo festival, el show masivo de banda única queda por ahora ligado a donde y cuando toca La Renga. Entre la nostalgia y la locura este viaje continua sólo hasta que ellos lo decidan. ¿Quién asumirá ese rol? Una respuesta que sólo el tiempo nos dará.