El corazón de Patricio Rey volvió a latir en Salta.
Ocho años de espera, de nostalgia y de deseo contenido.
Skay Beilinson hizo vibrar con un show que fue más que música: fue ceremonia, fue reencuentro, fue memoria viva.
Su guitarra sonó y las almas ardieron en un mismo fuego ricotero.
La magia sigue intacta.
El mito…. continúa.
