El Concejo Deliberante de Salta consumó hoy, miércoles 3 de diciembre, un polémico acto político: la jura del concejal Pablo López, una figura que había sido previamente destituida de su cargo mediante un juicio político. Su regreso al cuerpo legislativo, avalado por los nuevos ediles, se convierte en el primer y más grave escándalo moral que enfrenta la institución.
El juramento de López representa una profunda falta de memoria institucional y una burla directa al juicio político que, en un mandato anterior, había encontrado mérito para removerlo de su cargo. Al permitir su reincorporación, el Concejo Deliberante no solo ignora la sentencia política previa, sino que emite una señal peligrosa: que las condenas éticas de la función pública pueden ser borradas por una simple elección.
A esta controversia se suma el silencio de su propio espacio político. Si bien López fue supuestamente expulsado, hasta el momento no se conoce ningún pronunciamiento oficial de La Libertad Avanza que repudie o rechace categóricamente su asunción. Según declaraciones públicas de quien denunció a López, este contaría con un supuesto acuerdo con la actual senadora nacional Emilia Orozco, quien en una primera instancia lo habría protegido frente a las denuncias.
La jura de un edil previamente destituido, sumada a la falta de rechazo explícito por parte de su fuerza política, evidencia la falla ética en la que incurre el cuerpo legislativo salteño. El escándalo instala la preocupación de que la impunidad política se imponga sobre la transparencia y la responsabilidad que exige el electorado.

FUENTE: EL TINTERO