Florence + The Machine, presenta “Dance Fever”, en su quinto disco de estudio, la artista británica Florence Welsh nos invita a rebelarnos contra los mandatos sociales en una obra de influencias bailables y medievales.
La sociedad nos impone lo que debemos ser, lo que debe ser una mujer o un hombre; debemos casarnos, ser padres, trabajar hasta los sesenta años, retirarnos y morir… Pero, ¿de verdad queremos que esa sea nuestra realidad? ¿Estamos dispuestos a perdernos de nuestros sueños y de lo que realmente queremos solo para encajar? Florence + The Machine muestra que el camino que nosotros deseamos para nosotros será el que “el destino” quiera que tengamos, incluso cuando se desvíe de lo que esperábamos.
En su nuevo disco, Dance Fever, la banda británica explora nuevos sonidos inéditos en sus pasados cuatro álbumes de estudio. Florence Welch desnuda su alma para hacernos sentir vulnerables y acercarnos a nuestro verdadero ser, a nuestro yo interior.
El disco inicia con “King“, una canción que invita a salir del estereotipo femenino. Allí Welch demuestra que la divinidad femenina puede ser tan fuerte y expansiva como la que sentimos dentro. Florence es visceral y etérea acompañada de una producción in crescendo a cargo de Jack Antonoff, que culmina en gritos desgarradores y liberadores por mostrarse tal y como es.
“Dream Girl Evil” expande esta idea de no pertenecer al estereotipo de la manic pixie dream girl, de la que la mayoría de los directores de cine se han inspirado para crear personajes femeninos irreales, que aman con pasión a los hombres y están dispuestas a dejarlo todo porque ellos sean felices, lo que ha hecho que como sociedad imaginemos y romanticemos a las mujeres y rechacemos a las que no tienen esas características. “¿Somos menos merecedoras de amor y cariño?”, es la pregunta que Welch se hace constantemente, mientras menciona “Well, did I disappoint you?/ Did mommy make you sad?”.
Esta manera de desarrollar arquetipos femeninos se encuentra en “Cassandra“, inspirada en la leyenda griega de la mujer con ese mismo nombre, una profeta de Troya que anunció la caída de la ciudad, pero que nunca fue escuchada. Florence se ve reflejada en ella al ver que de cierta manera, tiene una maldición, así como a la protagonista de la historia, al no poder expresarse ni contar historias durante la cuarentena de COVID-19. Se escucha aquí toda su frustración e ira por la condena que Dios le hizo, una temática que se repite en otras composiciones como “Girls Against God” y “Restrain“, donde no necesita compañía musical para demostrar todo lo que lleva dentro.
Dance Fever tiene una fuerte inspiración medieval, no solo en la estética que vemos en los videos o en la portada del disco, sino en múltiples de sus canciones. “Heaven is Here” suena a un ritual pagano por el que la hubiesen quemado viva; está llena de energía, suspiros, respiraciones y sin necesidad de muchos decorados. Mientras que “Choreomania” toma su inspiración de “la plaga del baile” que se dio entre el siglo XIV y el XVII, donde las personas bailaban hasta morir o hacerse daño. Sin embargo, en este contexto es como si estuviéramos haciendo el último baile en Midsommar; es liberación, transformación y una invitación a sacarnos de encima la tristeza y la ansiedad acarreada durante todos estos años de pandemia.
“Free” y “My Love” siguen la línea de libertad, amor y pasión por la vida. Son temas que se sienten gigantes y que siguen una estética medieval, sobre todo la segunda que explora cómo se puede hacer una composición dance con instrumentos de cuerdas. Es una de las canciones que más llama la atención porque es la que más hizo salir de su zona de confort a Florence. La idea fue creada por uno de sus productores, Dave Bayley, transformando a la original acústica en una canción que se instala como un virus en nuestro cerebro y que hace querer bailar a cualquiera.
Pero no todo es azúcar, flores y colores… “Morning Elvis” y “Daffodil” nos adentran en el lado oscuro de Welch, ese que no siempre deja entrever. La primera narra los problemas con el alcohol que tiene la cantante, a través de guitarras suaves y la anécdota de haberse perdido de visitar Graceland por una noche de ebriedad. “Daffodil” por su parte explora el narcisismo y el descontrol sonoro, como el soundtrack de una película de terror sobre ver nuestro reflejo alterado en el espejo. Por suerte, Florence nos muestra que dejarlo ir todo y no aferrarnos a nada nos hace encontrarnos de nuevo y hallar pequeños momentos de felicidad.
Lo bueno, lo malo, la autenticidad, valentía y vulnerabilidad son las cosas que nos hacen conectar y ser esa versión verdadera que tanto nos dará felicidad. Al liberarnos de esos grilletes en forma de miedo a lo desconocido, a lo que no aprueban quienes nos rodean, encontraremos cómo amarnos incondicionalmente. En Dance Fever, Florence + The Machine nos muestra que nuestro espíritu puede salir de nuestra jaula de cristal para volar como siempre lo ha deseado. Y aunque no podamos controlar lo que nos rodea, solo debemos soltar y ser sin pensarlo dos veces porque “la vida solo es una”.
Fuente: Indie Hoy