El trabajador asesinado por Gendarmería no era un «narco violento» como declaraba la ministra, sino un «chanchero», pasador de hojas de coca.
En la madrugada de este 18 de diciembre, Gendarmería asesinó a Fernando Martín Gómez, de 27 años. El hecho ocurrió en el marco de un operativo en la Ruta Nacional 50, en el norte de nuestra provincia.
Radio Cadena NOA, de Orán, informó que Gómez, padre de tres hijos, se dedicaba al paso de hojas de coca. Era un «chanchero», como se conoce a los que realizan esa actividad, que es una de las principales fuentes de ingresos para muchas familias del norte salteño.
Sin embargo, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, mintió y, sin nombrarlo, dio a entender que Gómez era un narco violento que debió ser abatido.
«En Orán-Aguas Blancas, narcos violentos atacaron a Gendarmería porque no soportan que se les terminó el negocio. Quisieron cruzar cargamentos ilegales por pasos clandestinos y, al ser interceptados, respondieron. Pero quedó claro: no pasa ni un gramo más de droga por nuestras fronteras», escribió Bullrich en su cuenta de X.
El posteo de la funcionaria se realizó en la mañana de este miércoles, horas después de los hechos. Bullrich agregó que «los gendarmes frenaron el ataque, controlaron la situación y aseguraron 22 bultos sospechosos». Y finalizó su mensaje diciendo que «es claro: el Plan Güemes les está cortando el negocio. Se les terminó».
«No mataron a ningún narco. Mataron a un pasador de hoja de coca. En el norte hace años que laburan haciendo esto y se los conoce como chancheros. El uso de la hoja de coca para el mascado es parte de nuestra cultura ancestral. Nuevamente la gendarmería de Bullrich mata a un laburante y lo justifica vendiendo notas falsas al decir que mató a un marco», dijo el periodista Samuel Huerga, referente de la zona.
Huerga agregó que «el fascismo es la justificación de matar inocentes en nombre de una causa superior», y señaló que mientras Milei y Bullrich «fugan millones a Inglaterra», por el otro lado «matan a los pobres».
Lo cierto es que la falta de empleo formal y la precarización laboral en el norte salteño han llevado a muchos habitantes de la zona a involucrarse en trabajos informales de frontera, en un contexto social cada vez más crítico.
Fuente: Cuarto